Muy pronto se olvida y vuelve a las andadas. Ya no es cuestión de perdonar, es que su actitud no cambia y empeora con el paso del tiempo. Por cierto, en el año 2008 el delegado de Oviedo se presentó en Pontevedra y gracias a eso tenemos las listas de precios fotocopiadas, unas sillas al otro lado de las mesas y una estufa en la oficina. Todos recordamos como hasta esa fecha los cambios de tarifa no se nos comunicaban, el personal de la oficina estaba con abrigo, guantes y bufanda. Y lo más curioso, le obligaron a poner sillas para atender a los estanqueros, pero están de adorno, nos atiende escaleras abajo. Ya es demasiado lo que hay que perdonar.
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