Huelga decir que es nuestra pasividad la que permite al Delegado hacer de sus abusos una práctica habitual. Tenemos una asociación, pagamos una cuota, recibimos una revista y poco más. Es necesario reactivar una asociación que nació para defender nuestros intereses pero que parece instalada en la rutina. Las quejas constantes se han convertido en algo cotidiano y no se responde con la debida contundencia. Este es el momento de exigir un cambio de rumbo a nuestra asociación, pediremos una asamblea extraordinaria con un sólo orden del día “Abusos del Delegado”.
La culpa es nuestra, hemos aguantado demasiado. Nos sentimos indefensos, y si nuestra asociación no actúa como tiene que actuar, igual es que ha llegado la hora de dejar paso a quienes tienen las cosas más claras.
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