Al parecer, nada hace más feliz a nuestro delegado que un estanquero con problemas económicos. Parece disfrutar sin preocuparse del drama que hay detrás de cada problema. Hace sentirse al estanquero como un delincuente y es especialista en ampliar el problema. Todos somos empresarios y hemos tenido que gestionar alguna vez una deuda con nuestros clientes. Por lo general nos planteamos cobrar la deuda y no perder el cliente, tratamos de ayudar y dar un mínimo de facilidades. Sabemos que si apretamos la situación puede volverse más fea y solemos ponernos duros como último recurso. En el caso de nuestro delegado, se recrea con una serie de amenazas y abusos que poco ayudan a normalizar la situación. Y en ocasiones, es el responsable de que se produzca una situación anómala.
Estamos estudiando a fondo el protocolo de actuación que puede aplicar Logista, porque lo ocurre en la delegación de Pontevedra sobrepasa los abusos. Cortar el suministro o perder el estanco, es la letanía que le gusta repetir, incluso se atreve a pedir grandes cantidades de dinero bajo esa amenaza.
Son graves estas acusaciones, por eso resulta difícil creer que la compañía respalde estas actuaciones.
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